Sobre "(de mi)" (2009-2010)

(de mi) realizó funciones en Buenos Aires a lo largo de todo el año 2009 en la Sala Castorera y luego en el año 2010 en el IMPA, La Fábrica.

(de mi) fue creado por una coreógrafa y bailarina (Daniela Cuculiansky), un director de teatro (Juan Coulasso) y un elenco mixto de actores y bailarines. A su vez, (de mi) trata sobre las tensiones entre el mundo privado y la vida pública de seis personajes, a lo largo de un día de sus vidas. 

(de mi) fue concebido a partir de impresiones y fantasías surgidas de la convivencia con desconocidos en los inacabables viajes en subte, en las largas esperas en las filas de los bancos, en los efímeros traslados en ascensores, y en las perpetuas caminatas sin rumbo por la ciudad. (de mi) es efecto de una indagación sobre aquello que constituye la dimensión de lo privado, o bien, la magnitud de lo íntimo, al tiempo que pone en juego el despliegue del narcisismo y las fantasías superheroicas de las personas comunes. Muy comunes. Tan comunes como vos y como nosotros.



"De pequeño solía encerrarme en mi cuarto con las persianas bajas. Mi juego preferido era construir ciudades. Utilizaba bloques de madera, muñecos de diversos tamaños y formas, avioncitos de plástico, y toda clase de elementos que pudieran estar al alcance de un niño. Lo que caracterizaba el juego era el hecho de que mi civilización respondía a mis reglas. De alguna forma yo era el soberano.
Años más tarde me encontré con el mundo real. En mi ciudad no había dolor, yo me encargaba de proporcionar todo tipo de placeres a mis ciudadanos. En el mundo real, los placeres solo estaban admitidos a aquellos que poseían los medios materiales para comprarlos.
Nada cambió y sin embargo todo cambio. Mi ciudad sigue siendo la misma. Solo que en el medio uno debe salir al mundo real y hacer de cuenta que lo acepta y comprende. Debe convivir con los universos simbólicos del resto, adaptarse, sobrevivir, ingeniarse para no caer preso de las reglas que sistematizan las ciudades de los otros. Nos volvemos buenos simuladores, pero eso no hace que dejemos de padecer el artificio. Luego nacen los hijos. Ellos son los primeros en darse cuenta de la idiotez en la que hemos caído, sin embargo les prohibimos que nos cuestionen. Seguimos defendiendo la inutilidad de nuestra decisión, solo porque no nos enseñaron a perdonarnos a nosotros mismos, por tanto no estamos facultados a reconocer que hemos cometido un error.
El mundo de los adultos no tiene sentido. Pero nadie tiene el valor de admitirlo. Fuimos criados para obedecer a la autoridad. No hay lugar para la subjetividad. Para eso también se necesita poseer dinero. El acceso al placer está mediado por las pantallas. El encuentro con el otro está atravesado por la competencia económica y sexual, entonces siempre, ante todo, importará la exhibición de la ganancia neta del último semestre, o la lista de mujeres con las que me acosté esta semana.
La posibilidad o imposibilidad de consumir pasa a ser el eje conductor de la conversación, a la vez que el factor que dispone el acceso a la felicidad o al fracaso. El acceso a la información esta regulado por los editores; que a su vez responden a los soberanos políticos; que a su vez responden a los grandes magnates; que a su vez responden a las reglas del mercado; que a su vez responde a la demanda del consumidor; que a su vez depende del salario neto; que a su vez depende del cargo que ocupa dentro del campus empresarial; que a su vez depende del grado de competencia e idoneidad para desarrollar la tarea asignada; que a su vez depende de los estudios realizados; que a su vezdependen del acceso a la información. Parece complejo, pero en realidad es bastante sencillo.
Todos aprendemos rápidamente a sentarnos cerca del amo y a ocultar cuánto nos gustaría alguna vez poder ocupar su lugar. A veces en el interior todo se descarrila, y sin embargo hay que mantener la compostura, o tomar una coca cola, porque todo es mejor con coca cola. El fanatismo por dominar el espacio hace que solo sea posible la libertad a partir de la exclusión. La inconformidad en el ser, producto de la ausencia total de una consideración profunda sobre la condición humana, hace que no podamos habitarnos a nosotros mismos. Mi cuerpo deja de ser mi casa, ahora necesito que mi cuerpo se expanda en el espacio todo lo posible, se proyecte en los otros; necesito imprimirlo en tus ojos. Broadcast yourself.
Los creativos publicitarios construyen los grandes paradigmas de la realidad de la vida cotidiana. La tecnología diseña el formato de nuestras fantasías, en pantalla plana de treinta pulgadas. En las pantallas todo pareciera estar al alcance de todos. Mientras me quede sentado frente a ellas, yo también me vuelvo omnipotente. Las ventanas se abren y se cierran con un botón. Y ese botón lo pulso yo. Lo único que me falta para terminar de adentrarme en ellas es que la tecnología de realidad virtual pase a estar también al alcance de todos. No falta mucho para eso. Entonces si. Volveré a ser el soberano. Mi SIMCITY será mi territorio de liberación y expansión.
Me sentiré bien.
Muy bien."

(Intérpretes)
Eugenio Davide, Gabriela Fiorentini, Laura Tugentman, Laura Lebedinsky, Sergio Calvo y Daniela Cuculiansky.

(Ficha técnica)
Diseño de Iluminación: Mariano Arrigoni I Operador de luces: Guillermo Dramisino I Realización de luminarias: Mariano Arrigoni y Guillermo Dramisino I Asistencia en iluminación: Julieta Bilik I Diseño y realización de vestuario: Betanha Almendra I Realización de Escenografía: Augusto Latorraca y Diego Manso  I Fotografía: Akira Patiño I Video: Florencia Mujica Lainez I Música original: Lucas Kohan y Matías Coulasso I Diseño gráfico: EstudioMerd@blogspot.com  Asistencia de dirección: Eliana Reynafé y Magdalena Casanova I Dramaturgia y Coreografía: Juan Coulasso, Daniela Cuculiansky y los Intérpretes I Idea y Dirección general: Daniela Cuculiansky & Juan Coulasso



(Críticas)
REVISTA LLEGAS / Lucho Bordegaray: "Disfrutando del paréntesis que la intimidad impone, seis personajes exhiben sus deseos. Locos, vulgares, ínfimos o irrealizables, son deseos al fin. Ahí están ellas y ellos, nunca más auténticos, porque se parecen a lo que han soñado de sí mismos (gracias, Almodóvar). Sin embargo, llega la hora de las imposiciones sociales, todos los deseos van a la basura y se gana la calle: se cruzan, comparten, se empujan, se ignoran. La ciudad, enunciado ausente que queda por fuera del paréntesis del título, se cuela en la escenografía y los trata como el mar a los náufragos: los contiene a la vez que los amenaza. ...
Con pinceladas en la superficie y mucho trabajo en profundidad, los creadores de (de mí) invitan, más que a ver, a contemplar. Y en el camino de esa contemplación nos acompaña de manera sutil la destacable música original, compuesta por Lucas Kohan y Matías Coulasso."

LA NACION / Verónica Pages: "Encontrarse con otros, interactuar con desconocidos, sufrir apretujones en el subte, compartir silencios y respiraciones en un ascensor, aceptar gustoso, o no, el calor de otros cuerpos son sólo algunas de las situaciones que cada uno debe afrontar cada día frente a la -aparentemente mínima- decisión de salir a la calle. A partir de esta decisión parece ser que la coreógrafa Daniela Cuculiansky y director de teatro Juan Coulasso crearon (de mi) , un espectáculo eminentemente teatral que está atravesado por la danza, pero de manera sutil, alegórica. Es así que esta obra -que no puede estar mejor ubicada como está, en uno de los espacios que ofrece IMPA La Fábrica con el ruido del tren de fondo- es un viaje a lo largo del día de seis personajes que tratan de aferrarse a sus individualidades a pesar de la masa humana que se le enfrenta en cada movimiento. Esas individualidades que se filtran por pequeñas rendijas en los espacios públicos se explayan con gusto en los espacios privados desde los que ellos parten y a los que vuelven a refugiarse. La confrontación entre los dos ámbitos es el que le permite al espectador conocer los pensamientos y los deseos que se ponen en juego, o no, de estos seres que se transforman cuando la realidad los enfrenta, pero a los que se les puede ver la hilacha. Una pista que dice quiénes son, qué quieren, adónde van, que insinúa lo mucho que hay detrás de cada cara pública, de cada cara seria, indiferente, ensimismada. El trabajo de la dupla Cuculiansky-Coulasso logra una suave ecuación entre poesía y humor en donde nada es abrupto, aun el delirio o el absurdo. De qué otra manera se pueden vislumbrar los sueños más recónditos. El trabajo musical de Lucas Kohan y Matías Coulasso tiene un nivel de intervención altísimo y sumamente eficaz en esta propuesta, en la que el juego de luces diseñado por Mariano Arrigoni suma mucho a una puesta estética que por momentos es pictórica. Es cierto que las luces de la noche que entran por los enormes ventanales del lugar es de una belleza prestada que está muy bien aprovechada por los directores. Los seis actores/bailarines aportan no sólo la detallada creación de sus criaturas sino un juego corporal de mucha entrega que -de la mano de una eficaz dirección- otorga a la propuesta una particular sensibilidad."

REVISTA SIAMESA / Mariana Levy: "(De mí)" es una rareza en la escena porteña. Mientras en teatros más céntricos se reproducen las obras llenas de palabras con aparente hondura pero que no tienen nada que decir, en el final de la avenida Córdoba hay unas escaleras, arriba hay un teatro, y en ese teatro los domingos dan una obra simple, sensible y muy poco pretenciosa. Podría decir que "(De mí)" es una obra sobre las ciudades, podría decir que es una obra sobre la vida en las ciudades, podría decir que es una obra sobre la soledad, sobre la incomunicación, sobre lo que no tiene remedio, sobre lo irremediable, sobre la angustia existencial, pero eso es sólo lo que yo podría decir. Podría contar todas las imágenes que la obra me despertó, las cosas que me hizo pensar, los viajes a los que me invitó durante la hora que estuve en el teatro y después en la semana, pero eso ya sería hablar de mí. Todas esas imágenes están y no están en la obra, podría decir que la obra las permite, las alienta, porque si hay algo que "(De mi)" sí es, es una obra generosa. Generosa con el espectador y con el teatro.
"(De mí)" consigue eso que tantas otras obras ni siquiera se proponen , ser un espectáculo sin palabras pero con texto, con música pero sin baile, con  momentos coreografiados pero espontáneos. Podría decir que es un espectáculo de danza teatro, pero mucho más narrativo que la mayoría del teatro de texto moderno.

CRITICA TEATRAL / Mónica Berman: "El trabajo que propone (De mí) es sin duda de experimentación, con el espacio, con los actores y bailarines, con la iluminación. Pero es una de esas experiencias (en su doble acepción) que se pueden compartir, que no son herméticas sino que permiten lecturas en distintos niveles. De acuerdo con quien lo mire, porque el punto de partida, no será sino acercarse des(de mí), es decir, desde el sujeto."

RESEÑAS DE CINE Y VIDA / Julia Laurent: La obra invita a ingresar a un tiempo casi cinematográfico. El ojo del voyeur por el que miramos y somos descubiertos.
Los movimientos, la iluminación, la languidez exquisita de imágenes logradas con sencillez e intensidad dan cuenta de una construcción muy plástica de la puesta. Me siento a contemplar el trazo con que se resuelven las situaciones y los desplazamientos, puedo elegir que mirar, puedo intentar abarcarlo todo.
Una red acogedora de sensaciones y texturas únicas que me contiene. El trabajo de los intérpretes es impecable. (...) De mí explora los rincones opacos de lo humano, la esfera de lo público y lo privado, el ser visto, las convenciones, el reconocerse. Entiendo que allí radica la voluntad reveladora de la obra, en subrayar situaciones y texturas naturalizadas, que son de todos nosotros y que educadamente olvidamos. La revelación de la ficción heredada. Una obra viva e impredecible. Excelente."

IMAGINACION ATRAPADA / Enea: Amanece y entramos en la sala. Ellos, ya despiertos, se preparan para comenzar el día. Seis personajes, uno junto al otro, nos muestran sus rituales, sus miserias. No se relacionan entre ellos, sino que se dirigen a nosotros. Ellos exhiben su intimidad, su estado, su modo de ser, sus secretos. Los pequeños espacios estallan, y el ritual acaba. Ahora es momento de tapar, de esconder y de no mostrar. El sobretodo tapa hasta el rostro. El espacio se reduce aunque la superficie de acción sea más amplia. ¿Entrar en el espacio del otro, significa entablar una lucha? El espacio personal se circunscribe al cuerpo, nuevas barreras se arman ante el avance del otro. ¿Por qué somos tan temerosos al encuentro? ¿Qué nos asusta de ese momento? Caminamos por la calle en una suerte de alienación autoinfligida, avanzamos mecánicamente. No nos miramos. El contacto con el otro nos pone incómodos, nos altera,pero cuando chocamos algo nos despierta, algo nos avisa de la existencia del otro, tan carnal y lleno como nosotros, tan absorto y esquivo. La incomodidad, el perdón y la vuelta, se hacen presentes. ¿Elegimos la soledad? Los cuerpos se encuentran y chocan, luchan, se desgarran. Todo sea por alcanzar el objetivo, sea cual fuera. Las situaciones se suceden y los encuentros se transforman. No todo tiene la misma intensidad, ni el mismo modo. Violencia y sutileza se hacen presentes en ese encuentro. La potencia de la explosión de los diferentes caracteres disminuye, se concreta en una mirada, en un gesto de agrado, en un beso. El recorrido acaba y se vuelve a los pequeños rituales, a las in-desechables miserias. Las palabras son pocas, el accionar de los personajes atraviesa y recorre el cuerpo, se lee desde el cuerpo. Una red pulsional se activa. El encuentro, la violencia, el amor, la incomodidad se vuelve cuerpo. La relación se establece desde un lugar material, concreto y atávico. Pero si bien en esa red que se activa todo parece estar permitido, siempre hay algo que está vedado. Las máscaras caen pero nunca del todo, aún estando solos no logramos esa intimidad, ese permiso para mostrarnos tal como somos. Mentimos. Mucho."


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Aqui, el Trailer, que resultó ganador de una mención especial en el Concurso de Trailers de Alternativa Teatral.
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